miércoles, 11 de diciembre de 2013

La Industria Sedera, Siglo XVII

La industria de la seda en el Reino de Granada era uno de los pilares de su economía, tras la destrucción que el conflicto armado provocó durante el levantamiento de los moriscos 1568-1570, quedó claro la importancia de este sector.
Documentos cruzados entre los consejeros de Felipe II y las autoridades locales revelan la necesidad de una recuperación rápida de la actividad sedera para el sostenimiento económico del reino de Granada.
Durante el conflicto no solo existían dificultades a la hora de trasladar el producto a la alcaicería, sino también se estaban destruyendo las materias primas necesarias para su elaboración.
Al finalizar el conflicto, se evaluó la situación y se empezaron a llevar a cabo medidas para la reactivación de este sector aunque éstas no terminaron de cuajar.

Desde el fin del levantamiento hasta finales del siglo XVI, la producción sedera atravesó una grave crisis, es significativo ver que doce años después del fin de la rebelión las repercusiones sobre la producción de la seda eran todavía catastróficas, no llegando a superar más del 42% de la producción alcanzada antes de su comienzo.

Se puede apreciar una mejoría en las primeras décadas del siglo XVII, se alcanzan las cifras de 1953, esto pone de manifiesto que las medidas adoptadas por el juez de comisión a partir de 1598 estaban dando sus frutos, aunque seguían estando lejos de la producción alcanzada antes del levantamiento.

A finales del siglo XVII se produjo un descenso y posterior estancamiento en la producción que parecía coincidir con el colapso de la industria y el comercio sederos.
Algunas causas fueron cambios producidos en los cultivos en algunas zonas del Reino, se introdujeron nuevos cultivos en zonas tradicionalmente ocupadas por las moreras, como es el caso del cáñamo en la Vega de Granada y de la vid en la Alpujarra.

Unido a las destrucciones por las condiciones ambientales y la aparición de nuevos cultivos debemos destacar las condiciones de abandono generalizado del cultivo de las moreras,  las talas y quemas indiscriminadas.

Las actividades agrarias especulativas (la caña de azúcar y la ganadería) fueron las que se desarrollaron más y compitieron por el espacio con las moreras.
La caña de azúcar, cultivada desde época nazarí, dio un salto cualitativo y cuantitativo justamente después del término del levantamiento morisco, hay que decir que soportaba una menor presión fiscal. El caso de la ganadería fue similar, su expansión podría explicarse por el relanzamiento del comercio de la lana, necesidad de escasa mano de obra (parte del territorio granadino repoblado tuvo un serio déficit demográfico) y que las tierras que hasta ese momento se habían cultivado intensamente se encontraban abandonadas, además, era una actividad conocida por los nuevos pobladores, por lo que no se precisaba adaptación ni aprendizaje.


No debemos dejar al margen aquellas cantidades de seda que pudieron haberse sustraído al recuento de los arrendadores y gelices mediante fraude.

En el siglo XVIII la industria sedera tuvo una época de prosperidad llegando a romper incluso los rígidos moldes gremiales.
En 1747 nace la Real Compañía de Granada, con la finalidad de establecer fabricas de seda. 
La vida de esta compañía no fue larga , las operaciones realizadas al principio de su trayectoria y sus novedosos planteamientos muestran la necesidad que había de cambios profundos.

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