A partir del siglo XVIII
comienza una recuperación hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Las transformaciones más
importantes se dieron en la propia
agricultura de la Vega, a partir de 1780 con la generalización de los cultivos
de cáñamo y lino, la producción llegó a ser de 70.700 marjales en 1894, el 28%
del total de las tierras. Los propios agricultores tuvieron garantizada la
venta de toda su producción de cáñamo y lino a la Marina española, aparte de determinados privilegios fiscales para la industria de las hilazas, esto duró
hasta 1808, pero ayudó a resolver los problemas de manera transitoria y
provocar la primera revolución agrícola de la Vega de Granada.
Se desarrollaron, además, otros cultivos como cereales y habas, entre otros.
El cambio en los cultivos
tradicionales comportó cambios en los métodos de cultivo y en la
productividad de las tierras, aparte de los nuevos precios del cáñamo y lino,
el rendimiento en cereal del regadío se incremento desde 2 fanegas marjal que
era el máximo conocido a 3 fanegas marjal que se convirtió en lo normal a
partir de entonces.
El periodo 1780-1808 hay
que incluirlo entre los de mayor esplendor, la elaboración de las hilazas creó
numerosos establecimientos industriales que utilizaron energía y materias
primas y crearon su propia industria auxiliar.
Se desarrollo también una
red de transportes para el transporte de las hilazas, obligando a una mejora de
los caminos y ensanchando el mercado comarcal.
Se produce un aumento de
la densidad de población.
Se hizo necesario también
establecer unas nuevas relaciones entre propietarios de las tierras y
labradores que resolvieran los problemas acaecidos por las elevaciones de
precios, rentas y salarios debidos a la creciente avidez por las tierras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario