jueves, 12 de diciembre de 2013

Siglo XVIII, Recuperación gracias a las hilazas

A partir del siglo XVIII comienza una recuperación hasta la segunda mitad del siglo XIX.

Las transformaciones más importantes se dieron en la propia agricultura de la Vega, a partir de 1780 con la generalización de los cultivos de cáñamo y lino, la producción llegó a ser de 70.700 marjales en 1894, el 28% del total de las tierras. Los propios agricultores tuvieron garantizada la venta de toda su producción de cáñamo y lino a la Marina española, aparte de determinados privilegios fiscales para la industria de las hilazas, esto duró hasta 1808, pero ayudó a resolver los problemas de manera transitoria y provocar la primera revolución agrícola de la Vega de Granada.
Se desarrollaron, además, otros cultivos como cereales y habas, entre otros.
El cambio en los cultivos tradicionales comportó cambios en los métodos de cultivo y en la productividad de las tierras, aparte de los nuevos precios del cáñamo y lino, el rendimiento en cereal del regadío se incremento desde 2 fanegas marjal que era el máximo conocido a 3 fanegas marjal que se convirtió en lo normal a partir de entonces.
El periodo 1780-1808 hay que incluirlo entre los de mayor esplendor, la elaboración de las hilazas creó numerosos establecimientos industriales que utilizaron energía y materias primas y crearon su propia industria auxiliar.
Se desarrollo también una red de transportes para el transporte de las hilazas, obligando a una mejora de los caminos y ensanchando el mercado comarcal.

Se produce un aumento de la densidad de población.

Se hizo necesario también establecer unas nuevas relaciones entre propietarios de las tierras y labradores que resolvieran los problemas acaecidos por las elevaciones de precios, rentas y salarios debidos a la creciente avidez por las tierras.


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