En la segunda mitad del siglo XIX, las
crisis del cáñamo y del lino, la filoxera y las epidemias de cólera conllevan
un nuevo estancamiento demográfico de la zona, aunque las áreas del centro del
regadío continúan su tendencia creciente.
Aunque la desamortización no aporto nuevas
tierras cultivables y no modifico radicalmente la estructura de la propiedad
sus efectos fueron positivos ya que disminuyo algo el grado de concentración de
la propiedad, aumento la dimensión media de las explotaciones agrarias y puso
tierras en manos de quienes estaban interesados en rentabilizarlas.
Entre 1860 y 1877 se produjeron
movimientos migratorios en el interior de la comarca que produjeron un
inestable equilibrio demográfico, la escasez proletarizaba al campesinado. La
ciudad no hacia nada por resucitar las industrias de la seda, de las hilazas o
crear algunas nuevas.
En 1880 la Real sociedad económica de
amigos del país convocó un certamen público para estudiar como mejorar el
cultivo en la Vega. El ganador, Benito Ventúe, apuntó hacia lo que podría ser
la solución, la remolacha azucarera, y no se equivocó.
La introducción del cultivo de la remolacha
va a suponer para la Vega un enorme impulso económico que imprimirá un gran
dinamismo a toda la zona.
En 1898 la totalidad de la Vega estaba
destinada al cultivo de la remolacha, esto produjo de nuevo un cambio en los
sistemas de cultivo tradicionales. Los rendimientos agrícolas aumentaron, hubo
trabajo para todos y se generaron excedentes con los que fue posible la
acumulación de capital, no solo en este sector y sus industrias
complementarias, se extendió a diferentes sectores económicos.
Las instituciones financieras de la Vega
se modificaron a tiempo para contribuir a este proceso de transformación, el
sector publico también hizo un esfuerzo, además de establecer del marco legal
necesario dotó a la comarca de las comunicaciones necesarias, las que no había
tenido hasta entonces.
La Vega arrastró al resto de la provincia,
que en 1907 estaba en octavo lugar con respecto al conjunto nacional. Había
tenido lugar la segunda revolución de la Vega.
A partir del 1930 la decadencia de la
remolacha y la contienda civil española supondrán el inicio de una nueva crisis
con el consiguiente estancamiento demográfico o crecimiento más lento, según
los casos. La remolacha será sustituida por cultivos alimenticios primarios
como la patata, maíz, trigo… y alguno de carácter industrial como el tabaco.
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